Existe una creencia popular que dice que los perros pueden oler el miedo. Al encontrarte con uno en la calle, seguro alguien te ha dicho que no te asustes para que no huela tu miedo y te ladre, pero ¿Qué tan cierto es esto?
Diversos estudios han encontrado que algunos animales son capaces de distinguir olores asociados a emociones y que, además, pueden modificar su conducta en función de ese olor.
Un estudio en 2018 puso a un grupo de personas a ver videos alegres y a otro grupo videos de terror, para luego exponerlos ante un grupo de labradores retrievers. Al exponer a los canes a los olores de los humanos, descubrieron que reaccionaban de un modo equivalente a la emoción del humano.
Los perros que habían olido a una persona alegre, aumentaron sus interacciones con extraños. Por el contrario, luego de oler el miedo, los perros exhibieron conductas evasivas, como querer escapar o buscar refugio en su dueño.
Quimioseñales
Esto se debe a las ''quimioseñales'', una especie de comunicación emocional entre especies. Si bien las emociones no tienen un olor que se percibe como el de un rico café, los perros tienen proceso llamado sistema olfativo accesorio, que es capaz de detectar moléculas altamente específicas que transmiten información asociada al territorio, la agresión y la reproducción.
Sin embargo, este tipo de comunicación no se puede dar entre animales de distintas especies, por lo cual es imposible que un perro identifique nuestro miedo a partir de nuestro olor. Según los científicos, los perros identifican el miedo en los humanos a partir de otras pistas, asociadas a la gestualidad, la voz, la postura y el comportamiento.
Las investigaciones han demostrado que los mamíferos domésticos, como los caballos, los perros y los gatos, pueden percibir las emociones humanas a través de varios canales sensoriales , incluidas las expresiones faciales y las vocalizaciones.
Por lo que la creencia popular estaría un poco errada, pues los perros no pueden oler nuestro miedo, si no que más bien, pueden percibir si tenemos miedo a través de nuestro lenguaje corporal.