En nuestro día a día enfrentamos situaciones diversas que pueden llegar a provocarnos preocupación y estrés, teniendo un impacto significativo sobre nuestra salud mental y sintiendo un malestar repentino en nuestro cuerpo.
Sin embargo, aunque a veces parece que los problemas son muy difíciles de afrontar y no van a acabar, existen métodos efectivos para liberarnos de aquellas preocupaciones que nos hacen mal y dejar de sobrepensar.
Escribir lo que nos preocupa
Una de las claves es poner en un papel aquello que no nos deja alcanzar la tranquilidad. Exteriorizar las emociones es un hábito saludable que nos ayuda a conectar con nosotros mismos y comprender con claridad lo que nos sucede.
Preocuparse no cambiará el problema
Estar preocupado constamente y poner la cabeza a trabajar sin una pausa no adelantara el tiempo. Esta acción genera una mayor incertidumbre, estrés y ansiedad, por lo que es necesario aceptar que preocuparse no cambiará el curso de los acontecimientos, al menos que nos pongamos en marcha.
Aprovechar el día
Preocuparse por cosas que no podemos controlar es uno de los mayores errores que cometen las personas. Aunque la mayoría buscamos una respuesta a nuestros problemas, a veces existen cosas que no podemos controlar, por lo que dejar ir ese tipo de cuestiones tendrá un efecto positivo en nuestra mente.
Según los expertos existe una frase para repetir todos los días y sentirnos mejor: “No sé lo que me deparará este día, pero estoy vivo para experimentarlo y no lo desperdiciaré preocupándome por cosas que no puedo controlar".