Aunque el amor se ha llevado el protagonismo en el amor desde siempre, está claro que el que está implicado en la mayoría de nuestros comportamientos de enamorados es el cerebro.
El amor se desarrolla en el cerebro en diferentes fases, siendo la primera una de las más notorias. Al estar conociendo a esa persona especial nos sentimos eufóricos, volviéndonos prácticamente adictos a su presencia y sin encontrarle ningún efecto.
¿Por qué no vemos los defectos de las personas cuando nos estamos enamorando?
En un principio, se podría pensar que cuando estamos empezando una relación no mostraron nuestros defectos, sin embargo, la realidad es que están ahí. Sean graves o no, todos tenemos comportamientos que con el tiempo probablemente sean molestos para nuestra pareja.
Lo que ocurre, es que al empezar una relación nuestro cerebro enmascara aquellos defectos de nuestra pareja. El cerebro está adaptado para que evolutivamente nos enamoremos, para así encontrar una pareja con la cual reproducirnos y así preservar la especie.
Cuando nos enamoramos se liberan un gran número de sustancias y se activan mecanismos fisiológicos responsables de todo lo que sentimos. El amor libera neurotransmisores que llevan mensajes a través del cerebro, provocando distintas respuestas en el cuerpo.
Uno de los más importantes es la dopamina, que se relaciona sobretodo con el placer y la recompensa, y se libera cuando estamos cerca o pensamos en esa persona que nos gusta.
Ignorando los defectos
Este neurotransmisor llega hasta nuestra corteza prefrontal, región del cerebro que moldea quiénes somos, cómo nos comportamos y que nos gusta. Al estar secretando dopamina por estar con esa persona especial, reducimos la actividad de esta zona, lo que hace que pasemos por alto aquellas acciones que normalmente no nos gustarían.
Es aquí cuando nuestro cerebro solamente se centra en lo bueno, pues queremos seguir viendo a esa persona como una potencial pareja y así lograr con el tiempo tener una familia.
Todo esto ocurre en las primeras fases del enamoramiento, al pasar el tiempo ya no experimentamos esa euforia del principio, pero sí sentimos un gran apego hacia esa persona. Aunque vemos todos sus defectos, decidimos quedarnos con esa persona si es que nos compensan sus virtudes.